“¿CULTURA NACIONAL O CULTURA DE CARENCIA?”
Por:
Katherine M. Beldi Casas.
Castillo Paulino Doris.
García Ampuero Germy.
“La cultura peruana es una cultura defectiva, producto de la mistificación, el sentido imitativo de las acciones, la superficialidad de las ideas y la improvisación de los propósitos…, La cultura social es decir aquella que tiene funcionalidad social es una cultura construida sobre la base del menosprecio de lo propio, la imitación defectuosa de un conjunto de ideas, valores y modos de comportamiento validados en sociedades externas”.
Augusto Salazar Bondi.
Tesis Central sobre la Cultura Nacional.
Somos consientes, que cuando hablamos de cultura nos referimos a la realidad que existe en relación con otras, encontrándose en constante transformación, reinventándose y fusionándose; a esto se le determina “Realidades Híbridas”, es decir, la cultura no es un sistema cerrado, sino es una realidad abierta o común denominada “Cultura Viva”. Por lo tanto podemos decir que, la cultura es producto de las influencias del entorno, que modifican las actitudes y conductas de una sociedad. Nosotros formamos parte de esta cultura viva, es por ello que somos una “Sociedad Pluricultural; la cual se encuentra reconocida en nuestra Constitución Política, que de manera literal prescribe lo siguiente: “Art 2º: Toda persona tiene derecho: inc. 19: A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación…”
Es lamentable percibir, que la imagen que tenemos de nosotros mismo es la de un país débil y pequeño, que se retroalimenta cada vez más en el sentimiento de la “subvaloración colectiva”, concibiéndonos como una cultura de la inautenticidad, con bajo nivel de principios, valores y educación; pues así lo reafirmó la nota de prensa titulada “La Argucia se quedo sin piso” del caso Crousillat, el cual describe claramente la inapropiada conducta o argucia que concibe un empresario a fin de lograr el objetivo modulado, en complicidad de funcionarios públicos, esto nos revela actitudes defectuosas con carencia de ser; por tanto podemos determinar que existe aún, dentro de nuestro sistema de gobierno que se encuentra dividido en poderes ( Ejecutivo, legislativo, judicial) y el poder económico empresarial, esta clase de carencia, como consecuencia de la influencia de la subvaloración y automenosprecio, en aquellos que lo conforman.
En conclusión podemos decir, que nuestra cultura es una “Cultura Viva”, ya que ésta, se encuentra en constante transformación, absorbiendo otras culturas externas; sin embargo una recomendación por parte de nosotros sería, haciendo referencia al viejo adagio que dice “retener lo bueno y desechar lo malo”, debemos sí, retener todo aquello que nos ayude a salir de ese estado de subvaloración, automenosprecio y carencia cultural, pero también debemos desechar todo aquello que fomente lo antes mencionado, para que así, nuestra cultura tenga un mejor grado, y seamos nosotros los autores de nuestros propios proyectos, sin dejar de lado, nuestra identidad cultural con nuestras raíces.
Por:
Katherine M. Beldi Casas.
Castillo Paulino Doris.
García Ampuero Germy.
“La cultura peruana es una cultura defectiva, producto de la mistificación, el sentido imitativo de las acciones, la superficialidad de las ideas y la improvisación de los propósitos…, La cultura social es decir aquella que tiene funcionalidad social es una cultura construida sobre la base del menosprecio de lo propio, la imitación defectuosa de un conjunto de ideas, valores y modos de comportamiento validados en sociedades externas”.
Augusto Salazar Bondi.
Tesis Central sobre la Cultura Nacional.
Somos consientes, que cuando hablamos de cultura nos referimos a la realidad que existe en relación con otras, encontrándose en constante transformación, reinventándose y fusionándose; a esto se le determina “Realidades Híbridas”, es decir, la cultura no es un sistema cerrado, sino es una realidad abierta o común denominada “Cultura Viva”. Por lo tanto podemos decir que, la cultura es producto de las influencias del entorno, que modifican las actitudes y conductas de una sociedad. Nosotros formamos parte de esta cultura viva, es por ello que somos una “Sociedad Pluricultural; la cual se encuentra reconocida en nuestra Constitución Política, que de manera literal prescribe lo siguiente: “Art 2º: Toda persona tiene derecho: inc. 19: A su identidad étnica y cultural. El Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación…”
Es lamentable percibir, que la imagen que tenemos de nosotros mismo es la de un país débil y pequeño, que se retroalimenta cada vez más en el sentimiento de la “subvaloración colectiva”, concibiéndonos como una cultura de la inautenticidad, con bajo nivel de principios, valores y educación; pues así lo reafirmó la nota de prensa titulada “La Argucia se quedo sin piso” del caso Crousillat, el cual describe claramente la inapropiada conducta o argucia que concibe un empresario a fin de lograr el objetivo modulado, en complicidad de funcionarios públicos, esto nos revela actitudes defectuosas con carencia de ser; por tanto podemos determinar que existe aún, dentro de nuestro sistema de gobierno que se encuentra dividido en poderes ( Ejecutivo, legislativo, judicial) y el poder económico empresarial, esta clase de carencia, como consecuencia de la influencia de la subvaloración y automenosprecio, en aquellos que lo conforman.
En conclusión podemos decir, que nuestra cultura es una “Cultura Viva”, ya que ésta, se encuentra en constante transformación, absorbiendo otras culturas externas; sin embargo una recomendación por parte de nosotros sería, haciendo referencia al viejo adagio que dice “retener lo bueno y desechar lo malo”, debemos sí, retener todo aquello que nos ayude a salir de ese estado de subvaloración, automenosprecio y carencia cultural, pero también debemos desechar todo aquello que fomente lo antes mencionado, para que así, nuestra cultura tenga un mejor grado, y seamos nosotros los autores de nuestros propios proyectos, sin dejar de lado, nuestra identidad cultural con nuestras raíces.
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