domingo, 17 de mayo de 2009

LITERATURA








LA CRUELDAD DE LA HACIENDA

“saguan mananquicacho”




Julio S. Solis Gózar

La presente historia se concreta en un tiempo y espacio donde solo sus protagonistas tuvieron inherencia a la angustia y perversidad.

Era un sábado de enero de 1956, las lluvias y vientos eran presagio de una temporada tenue, aun así había que trabajar.

Los pobladores de Compa, un pueblo que como muchos durante el día trabajaban incesantemente entre copas de aguardiente, chascando la coca y fumando el popular cigarro inca, sin importar las repentinas lluvias que enlodaban el camino a casa o el sol embustero que quema los rostros sin piedad, encargado de dar la apariencia característica e inconfundible de todo poblador de compa. De tarde como a las 5pm cada poblador que tenia uso de razón empezaban a recordar que no todo era tranquilidad, hasta los zorzales y colibríes lo sabían, dejando de cantar dejándole la función estelar a sapos y ranas que croaban sin cesar tonadas que explicaban que algo impredecible o quizás malo tenia que pasar, esa noche como todas las noches, mientras oscurecía muchos de los niños que tenían la labor de pastorcitos se alistaban para emprender quizás los 520 metros mas apocalípticos del día. Era la hacienda que el apacible y acogedor olor a eucalipto podría confundir a cualquier citadino, parecía tentador, la entada tenía las mejores flores y estatuas que no competían con la plaza central. Todo aquel que curioso y sin ser advertido ingresaba conoció por horas la crueldad y el horror que se vivía. Perros negros y feroces daban la bienvenida, aquellos caninos que fácilmente podrían acabar con cualquier niño revejido que cumplían nobles albores de pastoreo. Esa era la hacienda, donde nada se podía saber ni escuchar, donde no se trabajaba y aun así se podía ver riquezas que sin descaro dejaban muchas veces claras las inducciones.

Lorenz ( wamla yaqcha)una niña de siete años que era la cuarta de nueve hermanos, motivada por una pelota de volley que le ofreció su abuelita Estela a cambio de su compromiso a cuidar sus mas de300 ovejas; con algo de experiencia en estas labores asintió emocionada su misión, saliendo a las 6 de la mañana de su casita y dirigiéndose al establo, vio que no es lo mismo 3 que 300, y a medida que las ovejas, y pachitos salían sin el mínimo respeto, ella entro en pánico, pero por suerte lorenz era muy inteligente, a sus siete años con su habilidad así como su bondad podía manejar cualquier situación, esta no era la excepción y encamino a los ovinos que el propio napoleón hubiese admirado tal disciplina, todos a un mismo pie. Por suerte las ovejas conocían muy bien el camino, no en vano era la vigésima camada, pero aun así faltaría mucho tiempo para que lorenz pierda el miedo a la altura y no era para menos, el camino era mas estrecho cada vez, si al comienzo se podía ver filas de 20 o 30
Carneros, antes de llegar a los pastizales solo los mas grandes y avezados pasaban de uno a uno hasta llegar al inexperto, a la ultima cría, que tembloroso daba saltos inseguros, lorenz como buena pastora tenia que estar segura que toda al manada se encontrara a salvo, antes de cruzar, ella tenia unas sandalias de jebe y la tierra estaba húmeda, por la altura y las piedras talladas pudo apreciar a miles de metros árboles que hace unos minutos eran imponentes , en ese instante se veían como pequeñas hojas de un jardín, cualquiera podría percatarse de ello, el abismo y la altura no podría dejar de ofrecerte dicho panorama. Ya a salvo y con todas sus ovejitas lorenz empezó a soñar y imaginas que haría con su nueva pelota, se imaginaba las tarde que vendrían cerca de casa jugando con todas sus amigas, o tal vez el campeonato del colegio, probablemente ella iba a ser la capitán del equipo, total era la única que tenia una pelota con que entrenar, y al pensar eso se pudo muy triste por que no le parecía justo ser mejor a causa de la imposibilidad de otros, por eso pensó seriamente en compartir su obsequio con cualquiera que se lo pidiese amablemente y así todos tener las mismas habilidades y oportunidades, en ese momento lorenz no entendía conceptos como la motivación, la voluntad, no se imaginaba lo complicado de los seres humanos.

Durante dos semanas la actividades fueron las mismas, claro para ese tiempo lorenz tenia todo bajo control, rápidamente se había convertido en una pastorcita de aquellas y que mejor con el regalo de su abuelito Gabriel, que solía tocar en los pueblos un violín rustico y viejo pero que las melodías tan emotivas y perfectas parecían salir del mejor madero, producto de la alegría y recuerdos que lograba en sus paisanos le obsequiaron un perrito que según cuenta el abuelo tenia personalidad, al parecer no se confundió , lorenz y rapra como así le había puesto la abuela fueron encargados del cuidado de las ovejas.

Era el décimo octavo día para lorenz y el primero de rapra, juntos subían la montaña, nuevamente lorenz se quedo admirada por lo diminuto que se veía todo y lo bello de la hacienda, que estaba al lado de un pastizal donde habían pocos pastores para la cantidad de terrenos. Antes de percatarse ya llegando por al parte afilada y angosta del camino rapra por su vehemencia al querer llegar primero empujo a lorenz que en segundos apareció a pies de dicha montaña su voz débil y lo solitario del lugar hizo que este ahí hasta la noche, los intentos de rapra por ayudarla fueron inútiles, pobre animal, se sentía culpable en su poco entendimiento. A las 6 y 30 los carneros llegaron a casa de la abuela, ella se puso a preparar la cena, cocino papas y choclos, cuando estaba por servir el café vio a rapra con manchas de sangre en su pelaje, ella entendió todo al no recibir respuestas de lorenz y corrió, cada paso que daba ere liviano, no había agitación ni malestar por el frío intenso ni el viento flagelante, lamentablemente en esos días la luz eléctrica era escasa, la abuela demoro 7 horas en encontrar a su nieta que yacía solitaria y acongojada. No les dio tiempo de mas por que de inmediato se escucho los pasos apresurados, de dos sujetos, por las creencias de ese pueblo y el lugar casi mágico, la abuela pensó que eran gentiles o almas en pena, pero con la poca luz de un cuarto menguante desfallecido la abuela distinguió a apócrifo un trabajador de la comunidad que conversaba con un sujeto de tez negra, alto y vozarrón ( juyo) que le decía, y repetía ¡ acompáñame en esta noche y te pagare toda una semana de trabajo, pero eso si, ni una palabra de eso a nadie¡, la abuela sabia lo que sucedía. apócrifo era tímido en su rostro se apreciaba pánico e incertidumbre. Para mala suerte de la abuela y lorenz dichos sujetos se instalaron a escasos 10 metros, las plantas de maíz y las proporciones reducidas de los siembras de trigo parecía no cubrir en lo absoluto la presencia de estas dos mujeres que empezaron a recordar momentos como los viajes a lima llevando carnes y panes para la venta en la parada y el temor que sentían saber que podían ser descubiertas por algún vil policía que hincara los equipajes con su varilla y que de ser descubiertas despojaría sin piedad de su tan esperanzadora mercadería, el miedo de esos momentos parecía similar a lo que enfrentaban aunque por todo lo que se dijo aquella noche, sus corazones no tendrían ni tendrán precedentes, y no era para menos, apócrifo un peón humilde e ingenuo al parecer de lorenz reflejaba los mismos sentimientos, de eso también se percato aquel negro que le ofreció un cigarro, le dijo fuma esto y veras como te serenas , no tengas miedo , este es un simple trabajo como cualquiera ya te enteraras y probablemente serás pronto parte activa de este negocio, lo único que tienes que tener es paciencia, y ser discreto, piensa que tendrás una semana pagada; ya veras que algún incauto aparecerá . Y fue así a lo lejos por la carretera principal se veía a un señor que cargaba un clarinete y en un costalito dos gallinas que de rato en rato cacareaban por el mal paso de daba el músico, que emocionado por que extrañaba mucho a su familia caminaba agitadamente, no dudo en caminar y pasar por la hacienda, el solo quería dar una sorpresa a sus hijos, preparar esa gallina al amanecer y contar sus experiencias, ese era el amor de un padre sui generis, la gran mayoría de músicos de ese tiempo tenían otras costumbre, disfrutar de su ganancia brindando y llegar a casa ebrios, pero este pobre señor que injusto final tuvo, era un padre ejemplar. Inesperadamente el negro con tal destreza lanzo una daga en forma de hoz pero mas filuda y pesada, se podía ver sus siete filos, en breves al cabeza del pobre músico rodó por la carretera, todavía conciente, miro fijamente su cuerpo y a su asesino y le dijo yo que te he hecho, luego se aparto de la vida, el negro sin remordimiento y como si fuese un antropófago le corto las manso y los pies, destripándolo se llevaba solo el tronco de ahí ha de sacar su grasa, tan preciada para la industria ferroviaria y aérea. De inmediato se alejaron de ese lugar e ingresaron a la hacienda, las puertas se cerraron con un fuerte sonido, y paralizadas lorenz y la abuela fueron de vuelta a casa. Sin duda los rumores eran ciertos, esa hacienda tenía perversidad en sus paredes, la riqueza que ostentaba era a costa de vidas humanas, nunca conocieron al dueño de la hacienda, aunque algunos decían que era blanco y alto, con apellido extranjero y que el negro era su fiel servidor. Después de mucho tiempo cuando lorenz ingreso a la universidad en sus clases de derecho penal, al tratar el tema de genocidio se dijo que era un crimen que implicaba destruir en todo o en parte a un grupo nacional o étnico la tipificación tal vez no sea la correcta pero ella recordó aquel día que varios camiones con gente de un otro pueblo de similares condiciones , entusiasmada por que le habían ofrecido trabajar en al hacienda, neófitos ingresaban, niños, madres gestantes, ancianos , y jóvenes, familias completas ingresaban por esa puerta que solo se abría de noche, ella recordó que tal vez era un pueblo completo, eso parecía al ver la cantidad de gente, la puerta al cerrarse no daba oportunidad a conocer lo que había en su interior, solo el comentario de la cocinera, que comentaba que a toda esa gente se les dio de beber y quedaron dormidos, la ultima victima que era una anciana al despertar vio algo que no se puede narrar, y cuando sus verdugos se acercaban pidió piedad, pero también fue parte de esa masacre. Aunque ahora tal vez eso sea solo parte de imaginación de un pueblo y dicha hacienda este en completo abandono, niños y viejos al pasar por ahí pasado las 5 de la tarde, agradecen a Dios diciendo, gracias ya pasamos la hacienda ….

2 comentarios:

  1. Sin duda es un cuento ambientado en nuestro Perú profundo con toques de las historias de pishtacos. Este tipo de historias contadas de boca a oído no deben morir y deben plasmarse para el conocimiento de nuestra ciudadanía.

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  2. Sin duda es un cuento ambientado en nuestro Perú profundo con toques de las historias de pishtacos. Este tipo de historias contadas de boca a oído no deben morir y deben plasmarse para el conocimiento de nuestra ciudadanía.

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